Entre las muchas áreas de preocupación para los abogados que trabajan con parejas divorciadas con niños, se encuentran dos problemas relacionados: los esfuerzos de uno de los padres para poner a un niño en contra del otro padre, y el síndrome de alienación de los padres, que es el rechazo injustificado del niño a uno de los padres en respuesta a las actitudes y acciones del otro padre.
Este caso se registra en algunas parejas divorciadas en alto grado de conflicto. Progenitores que creen que el otro volverá los niños en su contra, niños alienados que se niegan a ver a sus padres, adultos que todavía están alejados de sus padres o ancianos que han “perdido el contacto” con sus nietos debido a la alienación de yerno o nuera.
Síndrome de alienación parental
Hay abogados que tal vez desconocen el nombre de este fenómeno en particular, pero es muy probable que lo hayan enfrentado a lo largo de sus carreras.
A este problema se llega a partir de acciones concretas que van minando la imagen que el hijo tiene del otro progenitor. Por ejemplo, en centros educativos se reportan casos donde la familia de dicho niño puede estar maniobrando para excluir al otro progenitor de la vida escolar del niño al tergiversar sus intenciones de cara al personal de la escuela, retener información suya para crear la apariencia de falta de interés y eliminar la información de contacto de los registros escolares.
Lo que se pretende conseguir es que el menor odie —o rechace al menos— al otro progenitor.
El Síndrome de Alienación Parental (S.A.P.) es una forma de maltrato infantil según recoge la propia Real Academia Nacional de Medicina ESPAÑOLA (RANM).
Cómo afecta esto a la custodia
El Síndrome de Alienación parental, como hemos visto, se produce cuando un progenitor hace un «lavado de cabeza», esto es, manipula la percepción que un niño tiene de su padre, provocando como resultado un rechazo del menor hacia el progenitor que obstaculiza su relación.
Este comportamiento doloso, lesivo e ignominioso, tiene connotaciones de ámbito civil y de ámbito penal. En el primero —civil— afecta a la custodia del menor. Cuando un progenitor puede sustanciar una causa por alienación parental, su equipo legal —en el deseable supuesto de que sean abogados especialistas en derecho de familia— solicitará al juez una modificación de la custodia, en favor de aquel progenitor que está siendo puesto en contra del afecto de su hijo.
En el ámbito penal, se depurarán responsabilidades sobre la manipulación del menor, que como hemos visto, está tipificado como una forma de maltrato. La propia RANM exhorta al cuerpo médico a denunciar estos casos cuando se detecten.
Síntomas del Síndrome de alienación parental
- Una campaña de denigración: un progenitor antes querido, en poco tiempo y sin apenas contacto, pasa a ser odiado.
- Argumentos pobres: el niño no sabe aportar argumentos propios, de calado, para sustentar ese odio.
- Idealización del otro progenitor: los niños que «aprenden a odiar» a un progenitor, aprenden a idolatrar al otro.
- Pretensión de independencia: a partir de una cierta edad, los niños alienados querrán simular ser dueños de esa opinión y negarán cualquier atisbo de influencia.
- Cinismo: los niños desarrollarán una frialdad impropia ante ese padre alienado.
- Apoyo cerril al progenitor alienante por disparatada que sea la postura que este adopte.
- Asunción de afrentas que no son propias. El niño se manifiesta herido por pasajes que sufre el alienante, no él mismo.
- Odio escalable: no solo odiará al progenitor alienado, sino a su familia —abuelos, tíos, primos—.
En definitiva, si detectas S.A.P. en un entorno próximo, debes ponerlo en conocimiento de un abogado especializado en Derecho de Familia, porque sabrá cómo conducirse en esa situación.