Cuando se cumple el primer aniversario de la llegada del Coronavirus a España, observamos una proliferación cada día más acusada de las empresas anti-teletrabajo. Aunque la era digital lleva mucho tiempo instalada en nuestro día a día, la parcela laboral solo hacía uso de ella como un trámite auxiliar y complementario. Sin embargo, el pasado mes de marzo, la situación de pandemia global, nos obligó a todos, a buscar fórmulas de trabajar desde casa de forma inminente. La movilidad y la presencialidad estaban de vacaciones.
Todos los sectores se vieron en la necesidad de adaptar su trabajo para poder sobrevivir y el miedo por una alerta sanitaria sin precedentes en nuestra generación, agudizó el ingenio. El día a día demostró que teletrabajar era posible y las cifras de este nuevo sistema de trabajo para muchos se dispararon.
Un año después el cansancio y una sensación de falsa seguridad, ha hecho que muchas empresas exijan a sus empleados la vuelta a la presencialidad. El control del trabajo, el rendimiento e incluso la necesidad de testar “falsas bajas” promovidas por la necesidad de una conciliación familiar, que se está haciendo complicada para muchas familias, ha llevado a muchos trabajadores que desean teletrabajar, y pueden hacerlo, a tener que volver a su empleo de forma presencial.
Normativa en otros países frente a empresas anti-teletrabajo
Otros países cercanos, como es el caso de Francia, ya se están pronunciando al respecto. La implantación de una normativa de control del teletrabajo, se está convirtiendo en una realidad. Las cifras de principio de la pandemia con respecto a las registradas el pasado mes de enero ponen de manifiesto algunas realidades:
- Existen muchos puestos de trabajo que se pueden desempeñar mediante teletrabajo
- No hay una merma en la calidad de la tarea que se realiza por parte del trabajador
- Mejora la conciliación del ámbito laboral y familiar
- Ha habido un descenso drástico en las cifras de empresas anti-teletrabajo que están volviendo a la presencialidad.
- Supone una reducción de costes
Para evitar dar pasos atrás, en breve los trabajadores o aquellas personas que conozcan de su existencia podrán dar información y nombres de las empresas que realicen este tipo de prácticas y además habrá sanciones para ellas.
Grados de presencialidad
Frente a las empresas anti-teletrabajo surgen también los grados de presencialidad. Es cierto que no todos los trabajos pueden desempeñar su labor de forma íntegra mediante el teletrabajo. Los trabajadores podrán tener acceso a un sistema de control donde ellos mismos podrán indicar el nivel de teletrabajo que pueden desempeñar en función de su tarea.
La existencia de grados de presencialidad abre un abanico de posibilidades. Entre estas opciones tenemos por ejemplo el control de accesos, el reparto de franjas horarias para asistir a la empresa y por tanto la posibilidad de reducir el número de contactos y de riesgos. Así mismo, en el caso de contagios se podría minimizar el impacto en la plantilla y habría una parte de ella que podría seguir trabajando.
Una apuesta por la salud en el trabajo, por la prevención de riesgos laborales y por una nueva fórmula de concebir el trabajo y la vida. Si eres uno de esos trabajadores al que se le está impidiendo optar por el teletrabajo, pudiendo acogerse a él, o incluso ves peligrar tu puesto de trabajo por mostrar tu interés en compaginar presencialidad y teletrabajo, ponte en contacto con nosotros. Ante las empresas anti-teletrabajo un despacho de abogados puede ayudarte a reconocer donde está la línea de los derechos y obligaciones de cada una de las partes implicadas. Ponte en contacto con nosotros.